Resumen: | La Linares sitúa su acción y personajes en el ambiente quiteño de los años cuarenta y cincuenta. Como en otras novelas de este escritor, la referencia a situaciones y acontecimientos históricos es constante. El lector se deja llevar por un narrador hábil que sabe contar con amenidad e interés y a quien no le falta el humor y la ironía. El poder político, el del dinero, el de la información e, inclusive, el eclesiástico son subyugados por una mujer cuyas armas son su belleza y su astucia, virtualidades que nos admiran y otros abominan pero que, en definitiva, provocan el comentario de las buenas gentes de una ciudad que todavía se nutre de leyendas. |