Resumen: | Desde el poder, representado en la ciudad por la plaza central, se emite el discurso oficial. Sin embargo, así como la urbe es espacio civilizatorio, es también, y por su misma estructura opresiva, lugar ideal para la transgresión. La ciudad crea sus propios marginales, a los que esconde en las periferias que a la vez son espacios simbólicos que niegan a la ciudad la posibilidad de establecer límites geográficos precisos. Así pues, todo movimiento se gesta en los submuendos, y se relaciona conflictivamente con el poder central |